En los últimos años se han empezado a tomar con más normalidad las prácticas sexuales variadas, entiéndanse variadas como juegos, el masoquismo, el sadomasoquismo, el tickling, complacer y complacerse los fetiches, entre una gran extensión de prácticas que logran darle un cambio a nuestra vida sexual, provocando que no todo sea sexo vainilla.
El BDSM son unas siglas que desde hace ya unos buenos años han tomado un papel importante en las parejas, pues hay quienes consideran que es una práctica que logra hacer llegar al punto máximo del sexo a ambos individuos (siempre y cuando ambos estén totalmente de acuerdo de querer practicarla) eso es algo que hablaremos más adelante.
Pero primero definamos que carajos es BDSM; pues básicamente son las iniciales de las prácticas y fantasías que engloba implican cuando se realiza.
Bondage: se refiere a la inmovilización total o parcial de una persona, esta se puede hacer con esposas o ataduras con cinta de cuero o tela.
Dominación: es el tener el control de la persona que se vuelve sumisa en el acto.
Sumisión: esta es la contraparte del dominante, pues se deja someter y quedar a merced del otro.
Sadismo: este es el placer que se obtiene a través de causarle dolor a alguien.
Masoquismo: el placer se obtiene por medio de sentir dolor propio.
Ahora bien, para poder probar de dicha práctica lo primero no son los látigos, las sogas de cuero, las esposas, las mordazas, ni ningún otro accesorio, lo primero es la COMUNICACIÓN, pues tomemos en cuenta que si para tener sexo vainilla, es mega necesaria la comunicación para que todo salga bien, ahora imagina la comunicación y complicidad que se requiere para poder practicar algo más “fuerte” como el BDSM.
Los sexólogos suelen utilizar unas siglas para definir los puntos importantes a la hora de querer practicar o iniciarse en esta actividad, y estas son SSC, las cuales tienen como significado: seguro, sensato y consensuado.
Ahora bien, algo súper importante a considerar es la “palabra de emergencia” esta se usa para avisar que deseas que el acto se frene, y se debe parar indiscutiblemente, como consejo se recomienda que la palabra sea una que se use fuera del contexto sexual como “rojo” “stop” algo por el estilo.
Entre los principales beneficios de esta práctica están: que la comunicación se fortalece, los encuentros y la relación deja de ser rutinaria, nos permite encontrar nuevas formas de gozar nuestra vida sexual.
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